miércoles, 19 de junio de 2013

Rosquillas de la abuela

Hola lamineros ¿Qué tal? Hoy aquí, en Huesca hace un día horrible, todos los ríos se están desbordando, no para de llover. ¡Parece que estemos en noviembre! ¿Cuándo saldrás Lorenzo?

Con este panorama he decidido retomar el blog jeje. Tenía una receta que hice con mi sobrina María (que tiene dos años),  pendiente de subiros. Lo pasamos estupendamente haciendo la receta, María aprendió a hacer rosquillas y no tanto a comerlas... ¡Con lo buenas que estaban! Ya sabemos como son los "peques".




La receta es de la abuela de Mel y es espectacular. Nosotros hacíamos otra receta, pero desde que tengo esta, hago esta porque la supera. Son unas rosquillas esponjosas, poco aceitadas y que encima aguantan tranquilamente cuatro o cinco días. Bueno vamos con los ingredientes:



 

 

Ingredientes

Usaremos de medida una taza tipo café solo:
  • 1 taza de anís
  • 1 taza de azúcar
  • 1 taza de leche
  • Media taza de aceite
  • 2 huevos
  • 1 sobre de levadura
  • 600 g de harina (orientativo)


                                          

Preparación





Preparamos los utensilios: un bol, una varilla y la taza para medir los ingredientes. ¡Sin olvidar nuestro libro de recetas!




 Primero batimos los huevos.




Añadimos el azúcar y mezclamos bien. Añadimos la taza de leche y la media taza de aceite mezclando bien los ingredientes.




 Añadimos la taza de anís.



A continuación medimos la harina, pero va a ser una medida orientadora hay veces que la masa admite un poco más, o un poco menos de harina. 



Vamos añadiendo la harina poco a poco y sin parar de revolver. Cuando la masa empiece a tomar consistencia añadimos el sobre de levadura.




Cuando la masa deje de pegarse en las paredes del bol la vaciamos y amasamos. En este punto sera cuando decidamos si hace falta mas harina o no. El truco esta en que la masa se pegue en la mesa y al despegarla no se quede parte de la masa pegada en la mesa. La masa tiene que reposar media hora, es imprescindible para dejar actuar la levadura y que salgan esponjosas.





Calentamos el aceite.




Preparamos un plato con azúcar para que cuando saquemos las rosquillas de la sartén, azucaremos y, de esta manera el azúcar se queda pegado en la rosquilla.


                                     


Damos forma a la masa. Voilà la imprescindible ayuda de nuestra pequeña repostera. ¡Lo hacía de maravilla!





Freímos las rosquillas, y...




 Probad a hacerlas y veréis como repetís están buenísimas!!!
¡Hasta la próxima lamineros!!!



Fer

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